Las banderas naranjas de la intencionalidad, flamean indemne

Cuarta nota periodística, pos elecciones provinciales, como notarán tiene 
sus sesgo partidario
Las banderas naranjas de la 
intencionalidad, flamean indemne

“Cuando nadie controla nada, la Historia hace lo suyo y siempre es para bien… 
a pesar de las torcidas intenciones humanas.” Silo

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Escribe: Hugo Alberto Cammarata
Ciudad de Córdoba - 25 de Mayo, 2019  

Las elecciones del 12 de Mayo, en donde se renovó el ejecutivo provincial cordobés y los legisladores para la unicameral, dieron por resultado como se preveía que la fórmula mas votada resulto ser la que llevó como candidato al actual gobernador Schiaretti , que superó por más del 50% de los votos emitidos.

Se dice que vivimos en una democracia, porque cada vez que votamos estamos eligiendo libremente a un candidato. Pero eso no es así. Si uno ve la cantidad de dinero “invertido” por el oficialismo, en la campaña publicitaria, más la publicidad oficial y la ayuda social (alimentos) se caerá en la cuenta que “los ganadores” gastaron cifras multimillonarias. Y no son monedas, son “gruesos billetes” que indujeron el voto triunfante.

En el otro extremo, están los llamados partidos chicos, cuyo gasto es casi inexistente. Una bicicleta, un par de folletos, algunas que otra entrevistas, y ese es todo el capital invertido, todo se hace  transpirando la camiseta. Ante estas dos realidades, convengamos que no se trata de elecciones libres, sino más bien de la mercantilización de la democracia.

El Partido Humanista, llevó como máxima la regla de oro: “Trata a los demás como quieres que te traten”. Y esto lo diferencia de los partidos tradicionales.
Las propuestas humanistas tienen un carácter ético y transformador de lo “dado”,, podemos citar por ejemplo la Ley de responsabilidad política, con revocatoria de mandatos a quienes no cumplan sus promesas electorales o implementen medidas contrarias a lo prometido. También en ese mismo sentido El ser Humano como valor central.
Todos estos enunciados distan mucho de los llamados Partidos grandes, que prometen muchas cosas que quedan en el olvido. 

Los militantes humanistas, desarrollaron la campaña electoral, con otro “espíritu”, porque la coalición: Unidad Ciudadana, se habían “mancado” antes de largar la carrera. Entonces quedaban flotando en el aire entre un 10 y 13% del electorado sin una referencia “progresista”. La ilusión potenció al candidato a gobernador: Fernando Schüle y al resto de los seguidores. 

La primera reacción de los desahuciados votantes del kirchnerismo, fue buscar una referencia similar y el humanismo, una fuerza que no conocían, fue la referencia.
El candidato humanista montado en su bicicleta recorría los medios para visibilizar la propuestas del humanismo y animar a esos votantes huérfanos.

Pero no se vota aquello que no se conoce, fue como un grito en un parque de diversiones atestado de gente.
Solo se pudo juntar unos miles de sufragios más, que los alcanzados en las elecciones nacionales del 2017. Pero de una calidad humana sin igual.
Los llamados progresistas acudieron a las urnas, bajo un mandato: “la lealtad”, porque desde Buenos Aires lo había ordenado así. 

La intencionalidad de los humanistas está intacta, las banderas naranjas, flamean en lo alto indemnes.

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